Ser padres es una de las vivencias más profundas que uno puede experimentar, pero al mismo tiempo también una de las más difíciles y confrontantes. Ciertamente nadie nos enseña cómo ser padres. Esto se aprende básicamente de dos maneras: la primera es observando a nuestros propios padres. La segunda forma de aprender a ser padres, es cuando meditamos sobre lo que hacemos actualmente, y buscamos nuevas formas de hacer y ser, ya sea observando a otros padres con los que se convive, o bien por medio de pláticas, lecturas o con psicoterapia. Cuando se tiene un hijo, los padres echan a andar todas sus herramientas aprendidas o adquiridas, y siempre intentan hacerlo lo mejor posible. Sin embargo las cosas no siempre salen como uno quisiera. En no pocas ocasiones el niño reacciona en forma opuesta a lo que se espera: desobedece, es rebelde, travieso, sale mal en la escuela, es agresivo, etc. Ante estas circunstancias los padres se encuentran desarmados, sus estrategias normales ya no l